Una cuestión de estilo

Una cuestión de estilo

• Monday, April 18, 2016

Nota "cachirula", por @don.terrenal

Foto Don Terrenal

Hace un bello rato, en mis años universitarios, tuve la fortuna de tener como profesora de Estética a Marta Zatonyi. Esta señora, nacida en Budapest, doctorada en Paris, y añejada en barrica Argentina, era una abuelita demente salida de un cuento de hadas medieval que la tenía más clara que el agua.

En una oportunidad, dando una clase sobre lo kitsch, propuso algo que sigue retumbando en mi cabeza todos los días: "si te conmueve más esa lámina barata que había en la casa de tu abuela que un Picasso original, no te juzgues... conseguí la lámina de tu abuela, y lucila en tu pared.

Kitsch no es eso, kitsch sería colgar el Picasso y que no te genere absolutamente nada"

Foto Don Terrenal

Y de repente, eso que hoy suena bastante obvio apareció expresado con total simpleza e insolencia: de nada sirve subirse a una tendencia, acoplarse a lo establecido, adoptar lo "in"... si eso no se parece a nosotros, a nuestros espacios, a nuestra vida.

Por más que el angelito snob parado sobre el hombro derecho nos repita que hay cosas que no podemos cuestionar, que debemos acatar la moda, frecuentar tal restaurant, disfrutar tal libro o jamás escuchar tal música... lo que le pasa al corazón es una historia aparte.
Y con la casa pasa lo mismo.

Foto Don Terrenal

En los últimos tiempos, afortunadamente se ha reivindicado la libertad de explorar y construír espacios personales, únicos. Ningún sentido tiene recrear un estilo X ni copiar ambientes de revistas, si no le ponemos una cuota particular, un ingrediente secreto, un placer culposo.
Hallazgos, diseño, gustos, herencia, colores, recuerdos, son algunos de los toques que nos llevan a definir nuestra propia receta de lo que es un hogar.

Foto Don Terrenal

Desde hace no muchos años, dejar un mueble antiguo semi-despintado estaba fuera del menú. Nada salido del barrio chino se podía considerar decoración. Los colores faroleros eran terreno peligroso. Un metal oxidado era tal sacrilegio, que prácticamente la obra social te cubría el convertidor.
Colgar un poster en la pared sólo se permitía hasta los 15 años. Colgar platos, después de los 60.
Todo eso y todo lo que se nos pueda ocurrir, hoy es una posibilidad perfectamente viable.
Un cajón verdulero en un departamento moderno, un tirador zoomorfo, una azucarera frutal, un cuadro botánico flúor, un textil colorinche... todo lo lindo y llamativo que hay en el mundo puede enriquecer nuestros ambientes si lo sabemos adoptar.

Foto Don Terrenal

Un cachivache, un chirimbolo, un cacharro... Podemos darle a la casa la onda que se nos antoje.
Pero si tiene una ch en algún lado, saltás dos casilleros. Ch de cocoliche, de cachirulo, de kitsch.
Un peluche de una avestruz considerablemente glamorosa, posando sobre una repisa de maderas recauchuchatas de La Boca, que a su vez está amurada sobre un papel de diseño palermitano, es un conjunto que no podría ser menos ortodoxo. Sin embargo, la dueña de casa está chocha. La pajarraca saca sonrisas.

Foto Don Terrenal

A ningún rincón le importa llegar a casa FOA; eso es asunto de los decoradores y arquitectos.
Cada uno tiene su propia brújula, pero generalmente si un mueble u objeto no te mueve ni un pelo, estás perdiendo el tiempo y los metros cuadrados con él. Dejalo ir y buscá algo distinto, tuyo, que te haga brillar los ojos cada vez que pasás por al lado.

Foto Don Terrenal

Históricamente, la diferencia entre lo que se considera buen o mal gusto no está determinada por la estética ni el arte, sino por el poder.
Dependiendo de la época, ha sido el poder político, religioso, académico, económico... Y el poder nunca tiene onda; sólo tiene poder.
Así que corramos el riesgo, y dejemos libre nuestro lado más pintoresco.
Si nos divertimos un poco más armando nuestros ambientes, es muy probable que la pasemos un toque mejor viviendo en ellos.



Gracias Fer/Don Terrenal por coparte y escribirnos esta nota genial!!!! Les gustó? estamos seguras que siiiii! Para aquellos que estuvieron distraidos y no saben todavía, Don Terrenal tiene su mercadito pitucón, donde pueden comprar objetos y muebles con toda la onda del mundo! Si no me creen hagan click acá.
Nos vemos el próximo lunes con una cocina de sueños!